Las plantas no disponen de los mismos sentidos que el ser humano, pero sí tienen una gran capacidad para percibir el mundo que les rodea, pudiendo incluso influir en él, así como comunicarse con otras plantas y animales.

Las plantas pueden interpretar el entorno de muchos modos, por ejemplo, diferenciando entre conceptos como “arriba” y “abajo” -imagina el desastre que supondría que una semilla creciera hacia abajo. Las plantas que se encuentran a la sombra de otras plantas o a las que no les llega la luz directamente por algún motivo, saben que tienen una mayor probabilidad de encontrar luz por encima de ellas que por debajo. Por el contrario, las raíces necesitan crecer hacia abajo para encontrar agua. Sin embargo, ¿cómo diferencia la planta entre arriba y abajo?

En las células de las plantas se encuentran los orgánulos, que son los órganos de las células. A algunos de estos orgánulos se les conoce como gránulos; el ejemplo más conocido de gránulo es el del cloroplasto, que utiliza la luz del sol para producir azúcares. Si estos azúcares no son necesitados de inmediato, la planta los almacena como otro tipo de gránulo en forma de almidón, conocido como gránulo de almidón. Estos gránulos se aglutinan en partes de la planta que se encuentran en estado de crecimiento, como pueden ser las puntas. Sin embargo, los gránulos de almidón son más que simples contenedores de azúcares, ya que el hecho de que los azúcares se depositen siempre en el fondo de las células en crecimiento debido a la acción gravitaroria ayuda a las plantas a diferenciar entre arriba y abajo y, por lo tanto, a saber en qué dirección debe crecer.

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How plants communicate
Una planta distingue perfectamente entre “arriba” y “abajo”.
Fuente: http://hortweb.cas.psu.edu/dept/arteca

Vista

Además de la gravedad, la luz también es un indicativo para planta de la dirección hacia donde debe crecer. Las plantas crecen hacia la luz y, para ser más exactos, hacia donde la luz sea más azul, ya que las plantas absorben gran cantidad de este tipo de luz por medio de determinados fotorreceptores.

El color azul no es el único de utilidad para plantas. El color verde de estas es debido a que la franja del espectro de luz visible que más absorben es la de luz roja. Además, determinando la cantidad de luz roja presente (para más exactos, la relación entre la luz roja y el infrarrojo cercano) las plantas saben si hay otras plantas a su alrededor.

Las semillas también se sirven de la luz para decidir cuándo es el mejor momento para germinar, y una planta intentará crecer tanto como sea posible para dejar de estar a la sombra de las que la rodean, e incluso crecerá en otra dirección si es necesario para conseguirlo.

Saborear con los pies

Las plantas disponen también de los sentidos del gusto y del olfato. El del gusto lo desarrollan bajo tierra, por medio de sus raíces. Las plantas segregan sustancias bajo tierra que les permiten absorber nutrientes, y otras plantas cercanas utilizan su sentido del gusto para, según el sabor de dichas sustancias, conocer la fuerza de otras plantas o a que distancia se encuentran. Dependiendo de esta información, una planta decidirá si puede competir por los nutrientes y el agua con las plantas que le rodean. Las raíces incluso pueden percibir los residuos de las partes superiores de la planta que han penetrado en la tierra tras la lluvia.

Por encima del suelo, las plantas pueden olerse entre ellas, ya que son capaces de percibir diferentes tipos de sustancias, entre ellas el etileno, que les informa de que hay otras plantas cerca.

Olores

Te puedes llevar la impresión de que las plantas son enemigas entre ellas y únicamente perciben aquello que les permite competir por luz y nutrientes, pero esto es cierto solo en parte. Las plantas también se alertan entre ellas de amenazas como insectos u otros animales en busca de alimento.

Cuando una planta está siendo comida segrega una sustancia que hace que sea menos deseable al paladar, así como otras sustancias para avisar de la catástrofe a las plantas de la vecindad, como ocurre, por ejemplo, ante el ataque de los ácaros. Estas sustancias pueden ser segregadas por encima o por debajo del suelo y suelen ser sustancias aromáticas. Una vez alertadas, las plantas de alrededor fabricarán también dichas sustancias a la vez que continuarán pasando el aviso a otras plantas. Desafortunadamente, esta estrategia no resulta tan efectiva en cultivo de interior, ya que la plaga en cuestión tendrá menos donde elegir y acabará conformándose con lo que haya disponible, aunque le resulte poco atractivo al paladar.

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Las plantas producen sustancias que otras plantas pueden oler y, gracias a ello, saber que no están solas. Las plantas también pueden transmitir información específica utilizando estas sustancias aromáticas.
Fuente: http://www.bbc.co.uk

Si piensas que las plantas entran en pánico y comienzan a mandar mensajes de alerta a diestro y siniestro cada vez que se les parte una hoja, estás equivocado. Las plantas saben exactamente cuando se trata de mordedura de insecto, e incluso de qué insecto se trata, porque reconocen su saliva, y esa es la información que transmiten. Pero no solo las plantas pueden interpretar estas señales de alerta, sino también los ácaros depredadores y otros enemigos naturales, ya que la evolución les ha llevado a saber perfectamente cuando una mala comida les espera en los lugares en que el olor de estas señales sea más fuerte.

Las plantas también se comunican bajo la superficie con otros organismos, como es el caso de las llamadas de auxilio a ciertos hongos y bacterias cuando no disponen de suficientes nutrientes para alimentarse. Estas llamadas consisten en la segregación de pequeñas cantidades de ciertas sustancias a las que estos microorganismos responden liberando nutrientes para la planta, a cambio de lo cual recibirán azúcares de alto contenido energético.

Comunicándose con las manos

Muchas personas creen en lo beneficioso que resulta para una planta el que se le hable, sin embargo, a pesar de la multitud de estudios llevados a cabo a ese respecto y de que hay personas que dan fe de los resultados positivos de hablar con las plantas, aun no se ha llegado a ninguna conclusión convincente.

Una de las posibles explicaciones para ello es que no solo hablamos a las plantas, sino que también las tocamos, y las plantas también tienen sentido del tacto. Fue a través de un estudio relacionado con las hormonas de las plantas cuando se descubrió su sentido del tacto. Durante esta investigación se observó que algunas plantas se quedaban más pequeñas, y resultó que no solo le ocurría a las plantas a las que se les había administrado hormonas, sino también aquellas a las que se les había proporcionado una sustancia inactiva, deduciéndose así que la razón para no crecer más se debía al hecho de que las plantas eran tocadas en el momento de aplicar la sustancia, y no a la sustancia en sí.

Las plantas crecen menos si se les toca, pero tocar a las plantas también tiene algún efecto que puede resultar positivo, como el que florezcan durante más tiempo –en estos caso solemos hablar de plantas que dan flores, como pueden ser las rosas. Además de alargar su floración y quedarse más pequeñas, las plantas que son tocadas con frecuencia producen hojas también más pequeñas, su proceso de fotosíntesis es más corto y envejecen antes.

El modo en que el desarrollo y crecimiento de una planta se ven afectados por el tacto no se conoce con exactitud hoy en día, pero si tocas tus plantas con frecuencia tus plantas crecerán menos.

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Oído

Aunque no se han encontrado organismos en las plantas que les permitan percibir sonidos, se ha observado que las plantas reaccionan a la música y que pueden distinguirla de sonidos “convencionales”. La influencia del sonido y la música en el crecimiento y desarrollo de las plantas es un área de estudio relativamente nueva sobre la que se están llevando a cabo numerosos estudios.

Y algo más...

Es posible que las plantas dispongan de sentidos que aun desconocemos hoy en día. El libro La vida secreta de las plantas afirma que así es. El libro fue publicado por primera vez en el año 1973 y a pesar de ser un best seller y de las grandes expectativas que despertó en el momento de su publicación, muchos investigadores de la época llegaron a la conclusión de que el libro no tenía utilidad científica. Sin embargo, más de 35 años después, algunas de las afirmaciones realizadas en el libro no nos parecen tan descabelladas, ya que parece ser que las plantas sí se comunican entre sí y que reaccionan a la música, aunque el modo de hacerlo sea diferente al descrito en el texto.

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La vida secreta de las plantas levantó expectativas de una revolución en el área del estudio de las plantas, y solo una delgada línea separaba el mito de la realidad.

Como hemos visto, las plantas disponen de sentidos al igual que otros seres vivos como es el ser humano (aunque sea de un modo diferente). Las plantas pueden oler, ver, oír, sentir , saborear y discernir entre “arriba” y “abajo”, pudiendo así hacerse una buena idea del entorno que les rodea y ejercer en él una calculada influencia.

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