Fusarium es un extenso género de hongo del suelo que habita muchos lugares del mundo. La mayoría de las especies son inofensivos saprofitos relativamente abundantes en la comunidad microbiana del suelo. Sin embargo, algunas especies de Fusarium son económicamente significativas debido al devastador impacto que pueden tener en las cosechas.
En un principio, existía algo de confusión acerca de la taxonomía del Fusarium y sus más de mil especies, variedades y razas, pero, tan pronto como se hubo consciencia de las enfermedades que puede llegar a causar, la necesidad de un sistema de clasificación preciso se convirtió en algo urgente. Hoy en día, los científicos aun debaten sobre el sistema de clasificación, el cual incluye actualmente entre nueve y cincuenta especies, de cero a veintinueve variedades y de cero a doce formas.
Debido a la confusión para identificar muchas de las especies de Fusarium, la clasificación también está basada en la sintomatología de la planta. Esto significa que la mayoría de las especies han sido divididas en grupos de acuerdo con el tipo de enfermedad que causan, tales como Fusarium del cáncer del tallo, Fusarium de la putrefacción de la raíz y Fusarium del marchitamiento vascular.
El grupo del Fusarium del cáncer del tallo es un hongo del suelo causado por seis especies: F. sulphureum, F. graminearum, F. lateritium, F. sambucinum, F. avenaceum y F. culmorum; el de la putrefacción de la raíz es un hongo del suelo causado principalmente por F. solani; y el grupo del marchitamiento vascular es un hongo vascular causado por un patógeno del xilema llamado F. oxysporu. Dentro de este último grupo, F. oxysporu presenta diferentes formas -conocidas como forma specialis (f.sp.)- que infectan a diferentes receptores para causar una serie de enfermedades.
F. oxysporum f.sp vasinfectum y F. oxysporum f.sp. apii causan el marchitamiento fúngico y ambas son morfológicamente idénticas, cambiando únicamente los receptores, que dan los nombres a las subespecies. Sin embargo, el debate sobre este sistema de clasificación está lejos de finalizar, ya que muchos científicos sugieren que F. oxysporum f.sp apii pertenece al mismo grupo que f.sp vasinfectum. Debido a ello, la definición de grupos subespecíficos está ahora basada en los genéricos del hongo, en lugar de en la interacción receptor-patógeno.
F. oxysporum f.sp.cubenses es una subespecie claramente definida que causa la enfermedad de Panamá del Musa spp. Este fue el patógeno responsable de la desaparición de la variedad de banana 'Gross Michael', tras la que fue introducida una nueva variedad de banana, 'Cavendish', resistente al Fusarium. Al igual que con la banana, se están llevando a cabo investigaciones con un amplio rango de cosechas, entre ellas los cereales, el algodón, la patata y el tomate, con el fin de alcanzar en ellas la misma resistencia al Fusarium.
Daño producido por la enfermedad y ciclo
Las colonias de Fusarium pueden ser pálidas o de colores vivos (dependiendo de la especie), y pueden tener micelio aéreo algodonoso. La variedad de colores comprende el blanquecino, amarillo, amarronado, rosa y rojizo. Las especies de Fusarium suelen producir esporas (llamadas macro y microconidios) para reproducirse y diseminarse.
Los síntomas del Fusarium del cáncer del tallo comienzan con una lesión en la epidermis, seguida de clorosis y necrosis. Por cercanía a la lesión, tronco, ramas o tallos tenderán a inflamarse creando una úlcera que puede llegar a abrirse. Las hojas de los tallos afectados se marchitarán o mostrarán necrosis sin desprenderse de la planta. Este patógeno es capaz también de infectar semilleros, en cuyo caso causa el marchitamiento fúngico.
Debido a la sintomatología de los receptores, Fusarium de la putrefacción de las raíces puede ser fácilmente confundido con Fusarium de la enfermedad del tallo porque ambos provocan un cancro, sin embargo, este último conduce a una decoloración rojiza del xilema, mientras que el primero se distingue por úlceras de aspecto suave y color oscuro o negro que aparecen como una decoloración marrón oscura en el tallo.
Fusarium solani (putrefacción de las raíces) es un hongo saprofito, lo que significa que puede colonizar tejido de la planta que esté muriendo o que ya esté muerto. Puede invadir los tallos por los nudos o a nivel del suelo, aprovechándose de cualquier herida existente. Sus esporas germinarán durante periodos prolongados de alta humedad y temperatura.
Fusarium oxysporum (marchitamiento vascular) es también un hongo saprofito, lo que significa que puede sobrevivir en la tierra, en los restos de las plantas, durante los intermedios de las cosechas. El hongo pude sobrevivir como micelio o como cualquiera de sus tres diferentes tipos de esporas. Las raíces pueden ser infectadas directamente a través de sus puntas o de alguna herida. Una vez dentro de la planta, el micelio se expande por el córtex de la raíz hasta que alcanza el xilema y, posteriormente, a través del tejido vascular de toda la planta. Esto limita progresivamente la ingestión de agua y nutrientes, las hojas se marchitan y la planta, finalmente, muere.
Gestión y Control
Las especies patógenas de Fusarium son difíciles de controlar debido a su habilidad para sobrevivir en la tierra durante largos períodos con o sin planta receptora, así como por ser saprofitos. Un concienzudo programa del manejo de Fusarium debería incluir prevención, prácticas culturales, saneamiento y control biológico y químico.
Una disminución en el estrés de la planta reducirá el riesgo de que el hongo se extienda. Asegúrate de que usas plántulas o semillas limpias y libres de enfermedades. Evita el riego en exceso, una plantación profunda, el exceso de fertilizante con nitrógeno o fósforo y dañar las plantas cuando las estés plantando. El cultivo, la recolección y la selección son algunas de las prácticas que pueden ayudar a prevenir la expansión de Fusarium.
Aprender a distinguir los síntomas de la enfermedad en una etapa temprana es la práctica más efectiva para prevenir la expansión de Fusarium. Además, la desinfección del suelo y el uso de fungicidas químicos, la rotación de la cosecha o el uso de variedades resistentes, son las mejores prácticas culturales, biológicas y químicas para controlar y limitar enfermedades Fusarium.